26.11.2024. Semana Notarial de la Cultura 2024
Charla: Alfredo Alzugarat. Presentación: Luis Fleitas
Fue una velada preciosa. Concurrió el homenajeado con su gallardo casi siglo a cuestas -99 años, los 100 los cumplió el pasado 1º de febrero de 2025-, derrochando lucidez y un espíritu superior, conquistándonos a todos. Porque no solo asistió sino que quiso hablar, y lo hizo, contestó preguntas y participó una y otra vez explicando su extensa tarea profesional en su escritorio de la Ciudad Vieja y en su escritorio en Los Cerrillos, la enorme y variada cantidad de personas que atendió, los vínculos que trabó, la honestidad como pilar básico de su actividad como escribano, y con sabiduría y un dejo de humor hasta enorgulleciéndose de los divorcios que logró evitar. Sobre su actividad literaria, destacó una y otra vez la creatividad como cualidad esencial para toda actividad artística y como explicación de su fecunda producción de ensayos, novelas y cuentos desarrollada en casi cuarenta años, entre 1983 fecha de la publicación de su primer libro, y 2020 cuando apareció su última obra. En ese período publicó: “Laicidad y relación educativa” (ensayo sobre educación, Ed. Montevideo, 1983); “El combate laico. Bajorrelieve de la reforma valeriana” (ensayo e investigación histórica sobre la reforma educativa de José Pedro Varela, Ed. El Galeón, 1993), premio único al ensayo histórico del Ministerio de Educación y Cultura; “Ángeles apasionados” (novela, Ed. Cal y Canto, 1996), premio mención en narrativa del Ministerio de Educación y Cultura; “Amor y anarquía” (novela, Colihue Sepé Ediciones, 2000), segundo premio de narrativa del Ministerio de Educación y Cultura; “Sexteto & tres piezas breves” (cuentos, Ed. El Galeón, 2003), premio mención de narrativa del Ministerio de Educación y Cultura; “Morir es una costumbre” (cuentos, Ed. Orbe, 2006); «La última primavera» (novela, Rebeca Linke, Editoras, 2014; “El arquitecto. Cuentos” (Ed. Rumbo, 2019); “Aunque es de noche” (tres novelas breves, Ed. Psicolibros Waslala, 2020); más diversos relatos en las antologías “Cuentos fantásticos del Uruguay” (Ed. Colihue-Sepé, 1999), “El cuento uruguayo” (Ed. La Gotera, 2002), y “Pájaros en el espejo” (Ed. Ideas 2003). También publicó algunos ensayos, no recopilados en libro, como el excelente “El doble en la literatura”, con análisis de obras de Nabokov y Saramago, entre otros, que puede leerse en línea, en la página www.espaciolatino.com.

El escribano Monestier concedió así mismo una entrevista al periodista, Roberto Saban, que estuvo presente, repasando su vida, y lo acompañaron una de sus hijas, Lilián, su nieto Pablo y su esposa con un bisnieto.


La charla brindada por el crítico, investigador y escritor Alfredo Alzugarat fue notable por la erudición que mostró en relación a la obra de Monestier, señalando con precisión sus rasgos principales, como el gran manejo del lenguaje, la profundidad de los personajes y empatía con ellos, los desarrollos narrativos en procura de la expectativa del lector, y el abordaje de zonas más oscuras como los conflictos psicológicos y hasta el esoterismo.

Con emoción Jaime Monestier y su familia agradecieron una y otra vez el homenaje.


Por mi parte, en nombre de la Comisión de Cultura de la Asociación, les di recibimiento, agradecí su presencia y el esfuerzo por ir y ser parte del evento, y someramente hice referencia a su libro «Morir es una costumbre», una obra de innegable cuño borgeano, al punto de contener “Versión apócrifa de Hombre de la esquina rosada”, una ingeniosa reelaboracíón del célebre cuento. En ese libro hay otro relato, «El misterioso caso del Escribano Basualdo», que merecía ser recordado en la oportunidad porque fue dedicado por el autor de manera expresa a la Asociación de Escribanos del Uruguay y porque se trata de un narración en la que se vale de elementos propios de la tarea notarial como el Protocolo y Registro de Protocolizaciones, utilizándolos como herramientas para construir un muy buen y atractivo relato, que demuestra que de la experiencia profesional no solo es posible extraer anécdotas sino también crear buena literatura.
Para todos quienes estuvimos presentes fue una acto muy emotivo y reconfortante.
Como miembro de la Comisión de Cultura me fui con la satisfacción del deber cumplido, un deber ético para con una persona, escribano y escritor de excepción, cuya trayectoria y obra enaltecen la profesión, y también por haber prestigiado a la Asociación de Escribanos del Uruguay en este merecido reconocimiento y homenaje.

